Para mi abuelito Emilio
Que esta sea nuestra despedida, pero no para siempre, porque algún día nos hemos de volver a ver para reír y comer juntos. ‘¿Dónde estará mi abuelo?’. Eso fue lo que mi hermana Frida me preguntó hace unas horas, cuando tristes y exhaustos volvimos todos juntos -en familia, en unión, como a ti te gustaba- de despedirte de este mundo, a ti nuestro patriarca, mi consentido, mi querido abuelito Emilio, o como eras conocido por todos, Don Emilio Cárdenas Cruz. La verdad, es que esa misma pregunta me hice durante todo el día de ayer, cuando después de una intensa batalla decidiste que ya era suficiente, que era momento de ir a descansar, de volver a ver a esos que ya te estaban esperando, a tus papás, a tus hermanos; y no hallaba yo una respuesta. Hoy ha sido un día muy largo, de muchas lágrimas y mucho sentimiento. Pero mejor así, mejor que te lloremos, que te extrañemos y que nos duela, porque eso quiere decir que dejaste una huella muy grande en nuestros corazones, porque eras