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Mostrando entradas de 2013

Valentina

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La primera vez que nos vimos, hacía mucho frío. El día más frío del año 2003. Tenía la cabeza hecha un lío, había pasado toda la mañana con mis compañeros de la preparatoria en un jardín de niños, jugando con pequeñitos muy pobres y con discapacidades; y aunque traté en aquella visita de prestar toda mi atención y de pasar un rato agradable con todos esos pequeñitos, mi corazón no dejaba de pensar que en esos mismo instantes yo tenía a una madre de 40 años en el hospital, lista para dar a luz, en parto natural, a mi segunda hermanita. Yo le pedía a Dios que todo fuera bien, que no hubiera peligros para ninguna de las dos. Y entonces a eso de las 2 con 5 de la tarde, cuando yo iba llegando al hospital muy apurada después de la excursión escolar, me dijeron que todo había salido bien, que ya había nacido la pequeña Valentina. Esperé con toda la familia que ya estaba ahí reunida y a la expectativa. Todos nos moríamos de frío y de nervios. Y entonces salió la camilla que llevaba a

De viaje

Ha pasado algo de tiempo desde que escribí por última vez aquí... este año trajo consigo todo el paquete de emociones posibles para mi. Empecé con la partida de este mundo de mi abuelito, al que tanto quería, y eso ya es mucho para comenzar un año. Sin embargo eso fue lo que me permitió llegar a vivir con mi abuelita, a quien quiero mucho, a quien adoro, pero a la que no conocía tan bien como ahora. Acompañarla en sus meses de duelo, cocinar con ella, ver la televisión juntas, ir al supermercado, contarnos historias, dormir juntas, nos acercó mucho más, nos hizo entendernos la una a la otra, y aunque en esos meses me volví un tanto aislada de mis rutinas, aprendí muchas cosas importantes, y valoré tantas otras. Después vino el viento del cambio, y la oportunidad de irme en un viaje muy lejos, a estudiar, a vivir cosas nuevas, a conocer otros paisajes. Y en ese proceso también me rompieron el corazón, la persona a quien yo quería más, a quien le confiaba todo lo que yo era y quería se

Para mi abuelito Emilio

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Que esta sea nuestra despedida, pero no para siempre, porque algún día nos hemos de volver a ver para reír y comer juntos. ‘¿Dónde estará mi abuelo?’. Eso fue lo que mi hermana Frida me preguntó hace unas horas, cuando tristes y exhaustos volvimos todos juntos -en familia, en unión, como a ti te gustaba- de despedirte de este mundo, a ti nuestro patriarca, mi consentido, mi querido abuelito Emilio, o como eras conocido por todos, Don Emilio Cárdenas Cruz. La verdad, es que esa misma pregunta me hice durante todo el día de ayer, cuando después de una intensa batalla decidiste que ya era suficiente, que era momento de ir a descansar, de volver a ver a esos que ya te estaban esperando, a tus papás, a tus hermanos; y no hallaba yo una respuesta. Hoy ha sido un día muy largo, de muchas lágrimas y mucho sentimiento. Pero mejor así, mejor que te lloremos, que te extrañemos y que nos duela, porque eso quiere decir que dejaste una huella muy grande en nuestros corazones, porque eras