Un nuevo viaje

Hoy empiezo una nueva etapa en la historia de mis reflexiones. Debo confesar que tardé mucho tiempo. Mucho más tiempo del planeado en volver a tomar una página en blanco para llenarla de letras. Pero aquí estoy otra vez y que sea lo que tenga que ser.

Pensé incluso en comenzar un nuevo blog, comenzar de cero, para inspirarme mejor, para que todo fuera nuevo y fresco, tan nuevo y fresco y agradable como la etapa de vida en la que me encuentro.

Pero luego recapacité, quizá por sensatez o quizá sencillamente porque el nombre de este blog y su génesis me gustan demasiado para desecharlos sin más. Voz del alma, voz del cuerpo. Reflexiones de una mente ordinaria sobre temas ordinarios. No me pude deshacer de tan buena idea. Para pocas que tengo en estos años.

Escribir textos, sí lo hice, en mi diario, en mi columna, para el trabajo. Pero lo que se refiere a este proyecto de ejercicio literario, no tenía la inspiración, o si la tenía, temía no dar el ancho en palabras a ciertas reflexiones que en los meses siguiente y en la medida de lo posible, iré desarrollando.

¿Qué sucedió? Pues nada, que casualmente encontré el amor, de ese que le llaman "de verdad" y descubrí las exquisiteces de la vida en pareja. Lo diré así sin adornos poéticos, y quizá en otros textos futuros vayas contando algunos pormenores de tan repentina aventura.

Pero si lo digo, es porque para mi este cambio ha representado un parteaguas, en mi vida familiar, en mi proyecto profesional, en mi vida personal, y claro, en mi forma de reflexionar y escribir.

No es que ahora todo sea pétalos de rosa y hojuelas de miel, no es que ahora sea una dulzura de persona. Pero es que ahora me encuentro más serena, más responsable, más liada con tareas y obligaciones, más feliz y a punto de cumplir los 30.

Es por eso que quise marcar un punto y aparte, porque si alguien alguna vez visita el archivo de este blog y pasa del anterior texto de hace dos años o tres y lee lo que escribiré en estos días, pensará que se trata de un clásico caso de esquizofrenia y personalidad dividida. Y no, sólo es que crecí un poquito.

Pues bien, ya escribí algunas líneas, un buen ejercicio para recomenzar. Ahora, voy a cenar, porque ya dejé de pensar en mi existencia y empecé a pensar en papas fritas. Buenas noches.

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